Ayer no fue un buen día. Empiezo así de contundente por lo que todos sabemos, el coronavirus está incontrolado. Despertamos en España con muchos nuevos casos, y muchos nuevos muertos.
La verdad es que entre trabajo, TFG y asignaturas, ya os tenía olvidados, pero ahora con esto…se le quitan a uno las ganas de todo. Pero, como estamos confinados, me he dicho ¿por qué no retomar el blog?
Y qué mejor manera que realizando un artículo sobre Apple. La compañía de Cupertino, que me ha acompañado toda la vida, y con la que tengo una fuerte relación amor-odio, decidió actualizar ayer por sorpresa varios equipos.
Estoy hablando del Mac mini, el Macbook Air, y el iPad Pro. En este caso me voy a centrar en el Macbook Air, ya que es el modelo que probablemente me compre. La mayoría de información de apoyo está sacada del blog amigo macrumors.com, y de la propia página de Apple.
Empezando con el análisis, debo decir que es un modelo en el que a priori solo cambian detalles menores, no estamos ante un completo rediseño. Los marcos de pantalla se mantienen (a mi no me molesta), la batería también, así como la conectividad disponible (bluetooth y wifi ac).
Este modelo sigue incorporando un lector de huellas (Touch ID), y Apple Pay para realizar pagos seguros usando la plataforma Apple.
Una de las ventajas con respecto al modelo anterior, es el aumento, sin coste, del tamaño del disco duro, pasando ahora a tener 256GB como mínimo, algo muy esperado por todos nosotros, la verdad.
Se ha incluido también el conocido como teclado Magic Keyboard, teclado con mecanismo de tijera tradicional, lo que agradecemos ya que el anterior teclado era conocido por su poca fiabilidad y una experiencia de escritura horrorosa, cuanto menos.
Otro de los puntos más importantes es el procesador. Hemos pasado de un microprocesador de octava generación y terminación Y (bajo rendimiento) a un procesador U, de décima generación, muchísimo más capaz y con un consumo de tan solo 9W de TDP.
Aunque ambos procesadores, el i3 y el i5 tienen una frecuencia nominal de stock muy baja (1.1ghz), en caso de requerir mayor potencia de cálculo, esta velocidad puede subir hasta 3.2ghz en el caso del i3, y 3.5ghz para el i5.
Por cierto, el i3 es un procesador dual core con cuatro hilos, frente al i5, que es Quad Core y tiene ocho hilos paralelos de procesamiento.
En esta ocasión Apple ha reservado el procesador Core i7 como opción a añadir, sin perjuicio para los compradores. Los i3 de esta generación cumplen más que de sobra para un uso casero, el i5 para profesionales medios también.
Sin embargo, a la hora de configurar el equipo, podéis optar al Core i5 por sólo cincuenta euros más, cosa que recomiendo totalmente:
Las ampliaciones de SSD y RAM son mucho más caras, aunque debemos pensarnos bien si las queremos. En este modelo la memoria RAM siempre ha venido soldada, y en los últimos tiempos, el SSD también.
El disco duro SSD no se queda atrás, con un elevado precio de ampliación:
Poco más que reseñar. El diseño se mantiene, y con él, los dos puertos USB-C, el jack de audio, Bluetooth, y una pantalla retina True Tone de 13,3″.
¿Es un modelo recomendado? yo creo que sí. El por qué está claro, se ha sustituido el teclado, añadido procesadores mejores, mayor espacio de almacenamiento y rebajado el precio.
Me parece una buena actualización. Podríamos pedirle más puertos, o 14.1″, pero esto se reservará al Macbook Pro. Tampoco podemos quejarnos, ya que esta actualización le acerca más al Pro y le aleja del Macbook ,a secas.
¿Estamos ante un producto redondo?. Bueno, en USA cuesta 999 USD (899 si eres estudiante), aquí en España 1199€. Eso me costó a mí un Macbook Pro de entrada en 2011, por lo que aún le queda un largo camino de bajada de precios, pero ey, pantalla retina, medianamente potente, 256GB SSD…
Sí, es el Macbook que más recomiendo ahora.